Análisis de la obra El Incorrecto de Carlos Herrera Carmona por Carlota Luna.

Orestes, Áyax y Edipo…tres personajes eternos, ¿pero irrepetibles?
La pregunta es retórica a todas luces porque los vemos presentes en tantas y tantas obras del ayer y hoy del Teatro con mayúsculas, y, de lleno, en la obra. Veamos por qué.

ORESTES

Es un personaje con un deber muy difícil de cumplir: matar a su madre, Clitemnestra y a su amante Egisto, porque son los asesinos de su padre, el rey Agamenón, de Argos. Perpetraron el crimen cuando el rey volvió de la guerra de Troya. Es un personaje que recibe el encargo de esta venganza nada más y nada menos que del dios Apolo. ¿Quién puede sustraerse a los designios de los dioses? El dilema trágico: obedecer al dios ( castiga a los asesinos de su padre, uno de ellos su propia madre) o desobedecerlo( él será castigado pagando con su propia vida en medio de espantosos sufrimientos), he aquí la cuestión. Es el argumento que se reparte en una trilogía de Esquilo, LA ORESTÍADA ( 458 a. C.), formada por las tragedias Agamenón, Las Coéforas y las Euménides, única de todo el teatro griego que se conserva íntegra.
Conexiones con la obra
Hay un crimen, fruto de la maldad de las personas asesinadas, los incorrectos, y que no admite ningún paliativo salvo “ la locura” del asesino ( el propio corifeo en la tragedia de Esquilo le dice “ trastorno que turba tu mente”), que no tardará en desvanecerse haciendo volver a la realidad a quien ha perpetrado tamaño crimen. X para matar a Y ha perdido totalmente el juicio…pero lo recuperará y entonces es cuando sufrirá el castigo por su terrible acción.
A diferencia de Orestes, que es absuelto de su crimen por el tribunal del Areópago en Atenas, (presidido por Atenea y defendido por Apolo que también testifica en su favor), y por consiguiente del castigo que sufre desde que lo cometió, pues es perseguido constantemente por las Erinias, diosas vengadoras que no lo dejan vivir en paz, X no sale bien parado de su atrocidad, es perseguido por los remordimientos de conciencia, fruto de la Memoria/ Mnemosine y lo empujarán al suicidio, como única vía de escape que supone, además, su propia redención, al pagar con su vida por lo que ha hecho.

ÁYAX
Obra de Sófocles escrita tal vez antes del 441 a. c. El título alude a su protagonista, otro personaje de la llamada en la tragedia griega “Saga Troyana”: héroe en esta guerra que recoge el cadáver de Aquiles cuando éste muere. Él pide que le sean entregadas sus armas pero los Atridas, Agamenón y su hermano Menelao, rey de Esparta, se niegan y se las dan a Odiseo, por su gran astucia en la guerra.
De nuevo aparece la locura: Áyax mata a los rebaños y pastores procedentes del botín de guerra creyendo que son los Atridas y sus compañeros. Esta locura la propicia Atenea para evitar que lleve a cabo sus nefastos planes de venganza. Cuando su mente vuelve a la normalidad se da cuenta de lo que ha hecho y se hunde en una profunda tristeza y abatimiento, que lo llevarán al suicidio, no sin antes hacer dos invocaciones: a las Erinias para que lo asistan en este trance amargo y persigan a los Atridas que son los que causan en verdad su muerte; y a Zeus para que permita que su hermanastro Teucro recoja su cadáver y le haga las honras fúnebres que merece, ya que teme que ellos se opongan a su entierro con las funestas consecuencias que esto tendría para su espíritu. Paradójicamente, será Odiseo el que convenza a los Atridas para que Teucro pueda enterrar el cadáver de Áyax convenientemente.
Conexiones con la obra
De nuevo un atroz crimen, en esta ocasión una masacre, causada por una maldad procedente no de uno, sino dos “incorrectos”, como en el caso anterior. Áyax corre una suerte parecida a X, ya que cuando recupera la cordura se suicida al no poder soportar una vida cargada de vergüenza y la entrega para pagar por lo que ha hecho. De nuevo la Memoria/Mnemosine actúa implacable.

EDIPO
Este personaje es el protagonista de dos tragedias : Edipo Rey ( escrita en los años posteriores al 430 a. C.) y Edipo en Colono ( en el 406/5 a. C).
Es un hombre que está marcado por su destino incluso antes de nacer: matará a su padre, rey de Tebas, y se casará con su madre de la que tendrá dos hijos y dos hijas, convirtiéndose en el nuevo rey.
Lucha contra su destino sin saberlo pero, como siempre, es vencido implacablemente. Quiere saber el origen de la epidemia que asola su reino y por un oráculo descubre que se debe a que en Tebas está el asesino del anterior rey, Layo. La epidemia cesará cuando se castigue al culpable…La escena en la que Edipo va indagando hasta que descubre la verdad es el gran momento de toda la obra de Sófocles y de la tragedia griega en general.
Cuando es consciente de todo lo que ha hecho se desencadenan los acontecimientos vertiginosamente: la reina, su madre y esposa, se suicida y él llega hasta su cadáver que cuelga de una soga. Cogiendo las fíbulas que sujetan la túnica de la reina se las clava una y otra vez hasta destrozar sus ojos, quedándose ciego. Él se inflige el castigo a sí mismo, un castigo de por vida, sin poder ver nunca más todo lo que le rodea, algo realmente simbólico: vive sin ver, por tanto no conoce, no sabe. Esto se aprecia en el verbo griego  “yo sé” ( porque he visto antes) Está muerto en vida. Exiliado de todas partes hasta que le llegue la muerte.
Conexiones con la obra
Extrapolando algunas circunstancias, Edipo es el personaje más palpable y patente en “El Incorrecto”:
Cuando en el sueño de X entra Y, al poco tiempo éste lo mira intensamente y aquél le dice “ tus ojos nunca me parecieron humanos”…” deja la mirada quieta de una vez”…” …tu mirada y tu sonrisa nos han llevado a esto”.
Paralelismo dramático de la búsqueda de la verdad del momento presente: Edipo interroga al adivino Tiresias para que le desvele la verdad, el origen de la epidemia de peste que asola Tebas. Tiresias trata de evitar responder pero se ve obligado ante la insistencia del rey; Y quiere saber por qué le duelen los ojos y se lo pregunta insistiendo a X “ Me duelen los ojos”, “¡calla!” Responde X. Y de nuevo insiste con más fuerza diciéndole “ ¡tú estabas allí!…¡Tú sabes por qué me duelen los ojos!” y X le responde furioso “¡cállate!” “¡para!”.
Edipo se arranca los ojos para no ver lo que ha hecho ni poder ver nada más, para no saber ni conocer nada más, morir en vida; X arranca los ojos al Incorrecto porque son los culpables de todo lo que vino tras las miradas de conquista, para que ya ni siquiera su espíritu sea capaz de volver a mirar como entonces…

Y, para terminar, un paralelismo que se nos antoja inevitable con la Épica Griega y Romana: hay un momento de la obra en el que X está solo. Hay luz al principio, pero después de su monólogo la luz ha desaparecido y está oscuro. Tiene una connotación de “ descenso a los infiernos” , recurso por el cual los hombres podían bajar al Hades en busca de algún ser querido o un adivino que les predijera su futuro, les ayudara a encontrar su camino hacia adelante en la vida y poder llegar a su objetivo. Es el caso de Odiseo, protagonista de LA ODISEA, que busca en el inframundo a Tiresias quien le indica cómo llegar a su tierra, Ítaca, o, LA ENEIDA, poema de Virgilio, cuyo protagonista, Eneas, baja en busca de su padre Anquises que le augura la llegada a una nueva tierra con sus compañeros, los supervivientes troyanos que huyeron tras la caída de la ciudad en manos griegas. En EL INCORRECTO este “ descenso” está reflejado de alguna manera en la contraposición de la luz y la oscuridad en el escenario, y , como no podía ser de otra manera, en las palabras de X:” He cruzado la línea del encantamiento y ahora me encuentro en territorio enemigo.”; “¿ Dónde estás? ¿Por dónde caminan tus pensamientos?”;” Qué triste se está aquí en esta tierra del desencanto”. La solución, por decirlo de alguna manera, a su interrogante, a su “consulta” sobre su futuro, está al final de este monólogo: “Procuraré por mi bien que mi pensamiento no vuele demasiado alto para que jamás pueda encontrarse contigo”.

Análisis de la obra Progresión de Carlos Herrera Carmona por Víctor Sanguino.

La obra Progresión presenta una estructura muy sólida, dividida en cinco partes que corresponden a la interpretación de cada una de las cinco protagonistas que aparecen en la obra. Sus nombres son los siguientes: Kaori, Kora, Aisatu, Nathalie y Valentina.
La palabra “ progresión”, según la Real Academia de la Lengua Española (RAE), queda definida en su primera acepción como:
“Acción de avanzar o proseguir algo”.
En efecto, podemos observar la progresión, que poco a poco, sufren nuestros personajes. Sin embargo, no pensemos que la progresión se hace de manera individual, sino que se lleva a cabo de manera colectiva. Las cinco mujeres son un todo, y quizá, sean las mismas personas guiadas por un mismo ardor, que es el Amor. Por último, la más amarga visión la encontramos en Valentina, quien quiere recordar pero sólo logra olvidar.
Así pues, podríamos decir que nos encontramos ante un estilo (como justificación), estructura (como argumento), temática (como actualidad) propios de la más elevada tragedia griega. Esto nos hace recordar a los tres grandes trágicos de la Grecia Antigua, Esquilo, Sófocles y Eurípides.
ESTILO:
Las obras de los trágicos están entre las más valoradas y elevadas composiciones de la literatura clásica griega y universal. Los propios autores supieron ganarse la eterna gloria de sus letras, tanto en su contemporaneidad, como en su posterioridad.
Por ello, son tan importantes las asignaturas en los centros de enseñanza que fomenten la lectura y el conocimiento de la cultura clásica, que nos hacen madurar y encaminarnos hacia lecturas y reflexiones al encontrarnos con páginas, amarillentas o recién impresas, que recogen lo que unos labios callaron, pero unas manos escribieron en pro de la humanidad. Ellos son los “pater familias” del teatro, por tanto, debemos dirigirnos a ellos para el estudio del mismo.
ESTRUCTURA:
En cuanto a la estructura física encontramos una secuencia de similitudes. Generalmente, la tragedia griega está compuesta por las siguientes actuaciones en relación a personajes, coro y corifeo:
Prólogo: Llevado a cabo, convencionalmente, por un mensajero o un Dios, de ahí la expresión Deus ex machina, en referencia a la forma de aparición en el tejado de la casa real o palacio que se mostraba en escena en la tragedia griega.
Párodos: Esta parte de la obra recibe este nombre, precisamente, por indicar la entrada del coro por esta parte del escenario (πάροδος).
Episodios: En ellos encontramos la aparición y diálogos de personajes, es decir, lo que el espectador veía en escena en el discurrir de personajes. Estos episodios se alternan, como un entramado, con la siguiente y última parte.
Estásimos: Intervenciones del coro, el cual está comandado por el corifeo, la persona del mismo que se encarga de su organización, e incluso, interviene en los episodios participando del diálogo con los personajes.
Intentar vislumbrar, en la obra que hoy tratamos, una estructura calcada de la tragedia clásica es tarea imposible. No obstante, no podemos dejar de reconocer ciertos aspectos que nos hacen recordar esa estructura de la que hablamos.
En adelante, expondremos la estructura de la obra Progresión:
Prólogo: Este llevado a cabo por dos ángeles que sobrevuelan la estancia y que presentan la obra, además, de introducir la siguiente pieza que completa este libro.
Episodios: Por episodios denominamos aquellos momentos en los que hablan los personajes. Aunque más adelante apreciaremos, cómo podemos ver, un intercambio, o simbiosis, entre los episodios y los estásimos, anteriormente expuestos.
En relación a la estructura de la obra y la tragedia griega en general, podemos destacar ciertos paralelismos. La primera de las piezas actuaría como el coro en la tragedia griega, a modo de reflexión ética y moral. Tal vez, ver esto sea forzar la semejanza de alguna manera. No obstante, sí nos ayuda el personaje de Valentina a modo de Corifeo, siendo ella la que pierde la memoria. Todo ello introducirá la segunda pieza del libro donde, de nuevo, aparece la Memoria entre el Correcto y el Incorrecto.
TEMÁTICA:
Las mitologías griega y latina nos dan una visión de la forma de vida y de pensamiento de estas civilizaciones. Precisamente, la religión determina, en cada sociedad, la manera de actuación y ejecución de un pueblo, tanto si obtiene un resultado positivo como negativo en su relación con la divinidad.
La sociedad romana, y sobre todo, la griega, a la que dedicamos el espacio y el tiempo en este estudio, son la base de la cultura occidental, que actualmente recae sobre nosotros.
Realmente, el teatro es una necesidad de expresión del hombre (hombre como ser vivo), donde muestra los problemas, actitudes o circunstancias de aquello que le rodea. En consecuencia, en el teatro encontramos esa mitología, esa sociedad y esa forma de vida.
¿Dónde queremos llegar? Quizá, en este apartado podamos aclarar, e incluso, dar respuesta al porqué de ΓΛΑΥΚΩΠΙΣ, aula de investigación de la compañía ELSINOR TEATRO. En cada noticia, en cada pensamiento, en cada actuación, en cada momento de nuestra vida, tenemos presentes a los clásicos y nos atañen los mismos problemas e incertidumbres.
Veamos en los siguientes apartados de qué manera aparecen estas circunstancias en la obra en relación a los personajes:
Eurípides, “Hipólito” versus KAORI
La única solución para Kaori es poner tierra de por medio, porque el tormento y la memoria no la dejan y la persiguen. Para poner fin a todo necesita, de alguna manera, que exista esa tierra, curiosamente, olvidándose de lo terrenal. No obstante, para tal fin, ha de acabar con la vida de ella y su pareja, y así lo hace con el coche con el cual se precipita al vacío acompañado de él, muriendo ambos.
Esta suerte es recurrente en la tragedia griega porque el destino, o la “Moira”, deciden que así sea, y contra ello no se puede luchar. La que más puede saber del destino, del amor o de lo que es enamorarse es la desgraciada Fedra, enamorada hasta la médula de su hijastro Hipólito. Esto ocasionará la muerte de ambos. Así era el plan de Afrodita, y así se cumplió.
Como partes importantes de lectura en esta tragedia de Eurípides cabría destacar los siguientes:
Estásimo primero: (525 – 564) “El coro canta el gran poder que Eros ejerce sobre todos los seres dotados de vida”
En él se habla del más cruel amor, y de este mismo, como sometimiento. En el caso de Kaori, en la obra Progresión, nos recuerda algo en su intervención final antes de la muerte, ya que habla de ser dos mismas personas, dos mismas pieles y para separar eso tan sólo es necesario la muerte, es decir, poner tierra de por medio.
No obstante, no se habla de la muerte de Hipólito, sino de la reconciliación con su padre. Sin embargo, nos consta, según algunas historias mitológicas, que murió, y algunas afirman que fue resucitado por el dios Asclepio, el dios de la medicina en Grecia. Véase, pues, aquí la purificación de las almas cuando arde el coche con ellos dentro, una especie de purificación, tal y como sufren Hipólito, una vez que ya se ha cumplido el destino divino, y Kaori, el del amor.
Eurípides, “Medea” versus KORA:
La protagonista de este segundo relato comienza con la entrega, la más pura entrega al amor. Ella sabe cuándo tiene que entregarse, y así lo hace, aunque lo tenga que hacer con agonía y, poco a poco, se vaya apagando su voz. Su amado es como una tubería, así de explícita es, como una tubería con una grieta que la salpica a toda ella.
Esa misma persona es Medea, quien lo deja todo y abandona su patria con la llegada de la nave Argos, incluso mata a su hermano Apsirto. Es capaz de superar su miedo a la nostalgia, a ese νóστος griego que produce la partida. Ella se entrega, y en ese mismo ofrecimiento, carga con todo.
Ambas coinciden en llegar al fin con todas las consecuencias:
“Que todo esto se cumpla, amor mío, que se cumpla sin cumplidos: ya no es tiempo de reparar tuberías”
Progresión, El incorrecto, pág. 32, Carlos Herrera Carmona
Y ya no se pueden seguir multiplicando los besos porque aquellos cayeron en saco roto, como bien dice la protagonista, Kora, en el tercer y penúltimo de sus monólogos. A partir de ahí todo es restar. He aquí el decaimiento, pero el decaimiento de ambas, de Kora y de Medea.
Kora see ve abatida por el maltrato, el no ser bien tratada cuando ella se entrega en cuerpo y alma, y eso para los que están enamorados no es motivo de entendimiento. En este caso, no hay una concordancia con la más desgraciada Medea. No obstante, ambas coinciden en el fraude del amor después de esa entrega tan acérrima.
Y en el último aparece él, el que dirige la vida de Kora, el hombre que la martiriza y que, en cierta manera, la hace enloquecer. Es el mismo que le recuerda lo que ha sido capaz de hacer, destaquemos que ha perdido un hijo y al otro, en un ataque de histeria, valentía, desconocimiento o convencimiento y ha llegado a matarlo. Ella se convierte en la infanticida de sus propios hijos, a los cuales no puede hacer más que dañarlos porque forma parte de esa entrega, que hace, incluso, siendo devorada por la agonía propia de terminar con la vida de sus hijos.
Por otro lado, tenemos a la desgraciada y desposeída Medea, capaz de asesinar a sus hijos por el engaño y escarnio público a la que es sometida por la persona por la que fue capaz de dejarlo todo, su propia patria, tan destacada entre los griegos. Véase una de las obras cumbres de la literatura, la Odisea de Homero, que en un magnífico poema épico describe las aventuras del gran héroe Odiseo en sus ansias por llegar a su tierra, y así, que se propicie el encuentro con su mujer Penélope.
Alguien podría decir que el personaje, en su aparición final, no encuentra parangón. No obstante, yo he de rebatirlo, puesto que la propia Medea va a ser perseguida de por vida por la Furias, es decir, las Erinias, que le van a recordar a lo largo de toda la vida cuán grande e ignominioso crimen cometió.
Kora no va a morir sino que ese sueño será su martirio. Sus ansias de muerte son grandes, pero aún así, ella sigue viva y la persiguen las Erinias en esta paranoica pesadumbre onírica, y cuando concilie el sueño, volverán a aparecer los crímenes de su pasado.
Eurípides, Ifigenia en Áulide versus Aisatu:
Aisatu no es ninguna doncella de inmaculada pureza. No obstante, sí podemos observar cómo rechaza, niega y persevera en no tener ningún tipo de relación con hombre alguno. Aparentemente, es una mujer segura de sí misma, no sólo ahora, sino cuando aún no rechazaba, ni negaba ni perseveraba en el encuentro sexual, o simplemente, matrimonial. Aceptación, en su primer monólogo, de todo y de sus consecuencias, entre las que están en juego, el compromiso, el respeto y la fidelidad.
Encontramos un claro paralelismo con Ifigenia, la hija virgen de Agamenón, que fue sacrificada por su padre con el fin de obtener vientos propicios para la partida hacia Troya. En adelante, recuperar a la esposa de su hermano Menelao, Helena, la cual había sido raptada por Paris, hijo de Príamo, el valeroso y honroso jefe troyano.
Aisatu se maquilló para engañarle, para transformar la verdad a aquel Goliat miserable, al cual se mostraba como aquella que no era, y por ley suprema, ella lo aceptaba. Ifigenia también formó parte de un engaño, el urdido por su padre Agamenón. Este la hizo traer hasta donde se encontraban los campamentos de los griegos para entregarla al matrimonio que tenía preparado con el joven héroe Aquiles, este último envuelto en la trama y sin tener noticias de nada. Esa falta de información era el engaño promovido por el rey griego, quien se hizo gigante ante esta situación.
Pero ya no es tiempo de versos, como bien dice Aisatu. Ahora es tiempo de reconciliaciones con ella misma, de reflexiones profundas e internas para tomar una determinación y para cambiar de Ley suprema. Finalmente, ahí se queda el hombre, tirado, dejado, abandonado y sin lugar a la compasión.
Para Ifigenia tampoco es tiempo de versos, ni de hexámetros, ni de himnos a la Diosa a quien tanta pleitesía guarda, Ártemis, la diosa de la caza y de la naturaleza salvaje. Ella se entrega por completo al matrimonio, abandonando el séquito como doncella de la diosa. Sin embargo, descubre que todo es un engaño, y no obstante, se entrega con todas las consecuencias (recordemos a Aisatu en su primer monólogo). Incluso lo hace también cuando es sacrificada, o al menos, cuando los griegos creen que es sacrificada pues la diosa ( será la purificación para Ifigenia) en su lugar coloca una cierva que muere por ella. Desde entonces, Clitemnestra, su madre, forjará la venganza contra Agamenón.
Eurípides, Hécuba versus Nathalie:
“MAÑANA TE ESTUDIARÉ CUANDO ESTÉS frente a mí. A lo mejor las fotos no te han hecho justicia…” Así comienza Nathalie su aparición en la obra Progresión. Igualmente, Hécuba recibe una amarga visión de la desolada Troya tras diez terribles años de guerra, pues donde había una ciudad, ahora sólo, hay ruinas, desolación, muertos… No obstante, como bien dice Nathalie “la conexión debe continuar”.
Ambas mujeres representan la prueba física y mental de la locura, en una especie de progresión. Todo comienza con una relación, aparentemente, ideal. Sin embargo, todo se tuerce, al igual que la desgracia que cae sobre Troya tras su total destrucción por la guerra. Hécuba es la gran sufridora, madre y esposa de la familia real dañada en la contienda. Como Nathalie sufre las tres mayores locuras:
La locura a destiempo: La misma que tiene Hécuba… Ver cómo pierde a sus hijos y marido.
La locura fugaz: La noche de la toma de la ciudadela de Troya.
“Mi locura durante días esperando tu llamada”: Podríamos conectar esto, directamente, con la espera tan dolorosa de Hécuba, la llegada del mensajero anunciando el sacrificio de su hija.
La locura queda manifiesta en estas dos protagonistas, que a fin de cuentas, sufren por el sino, esto es, el destino, que no tiene compasión y termina con la locura amorosa de Nathalie y el mayor desgarro de la desgraciada Hécuba.
Catulo, Poema 64 (Epílogo) versus Valentina:
En este caso, vamos a utilizar como comparación el largo poema que Catulo dedica al olvido de Ariadna sufrido por Teseo.
En principio, todo es maravilloso, incluso para Valentina, hasta que los planes se pierden, llegando incluso a olvidar, por culpa de la enfermedad.
El joven Teseo llega a Minos con la intención de acabar con el minotauro que tanto daño hace a la sociedad griega. Los griegos tenían la obligación de entregar a siete muchachos y siete doncellas como tributo por la muerte de Androgeo. Teseo tiene éxito en su campaña y acaba con el minotauro. No obstante, Teseo emprende el viaje de regreso y se olvida de Ariadna.
Finalmente, todo se convierte en nada, en un mero estar sin saber, ni conocer, ni ver… Al final todo se convierte en agua, y este líquido elemento, es el culpable de la existencia. Igualmente, Ariadna, desconsolada, ve cómo parte su Teseo hacia su patria dejándola allí, sin darse cuenta de que es culpa del olvido, no de él mismo. Igualmente, funesto destino le espera a Teseo, el cual, una vez más víctima del olvido, provoca de manera involuntaria la muerte de su padre a su llegada.
En resumen, todo es un ciclo, algo que nos lleva a decir que todo tiene un principio y un final…
QUIERO UN SOFÁ AZUL… el azul del agua, con lo que está obra da comienzo. Sin embargo, es el mismo color que observan Valentina y Ariadna, víctimas de la cruel Memoria…