Un extracto de mi impresión. El resto en el siguiente link. Gracias.

» … Yo soy vulgo 100%, aunque me disfrace de crítico teatral, y ayer, este mandamiento lopesco de congraciarse con el respetable para que la obra brille y llevarse al público de calle, triunfó. Por lo tanto, me reí de lo lindo con el lindo protagonista y el elenco que le arropaba. Era el ensayo general y todo era perdonable, pero no hallé ni agravios ni yerros que perdonar. El público ya entraba con ganas de marcha, de pasárselo bien. Un ambiente de sala de concierto casi, de estar alerta y, al primer retruécano, al primer mohín, o chiste, o ingenio o ese alarde tan de agradecer que es hablar en verso con maestría y salero, el público correspondía con entusiasmo. Tal era el caso de Querejeta quien, con el aria descriptiva de su señor/figurón nada más comenzar, ya calentó el patio. Durante la función, hubo aplausos inesperados, murmullos positivos, también se olía la atmósfera de corral con aquellos telones pintados que hacían de la función un simpático guiñol, por aquello de tanta trola, de tanta mentira que tanto nos gusta en el teatro aúreo. Muchos sombreros gigantes, volantes exagerados, plumas multicolores y un afrancesamiento que se condensaba tanto en el ridículo, malicioso, envidioso, vengativo, patético, solitario y BRILLANTE, Don Lucas, quien, junto con su hermana Doña Alfonsa, quasi travesti/trovador por accidente, me fascinaron…».

Crítica de “Entre bobos anda el juego” de Rojas Zorrilla (Ensayo general)