Aquí os dejo un fragmento de mi reseña. Al completo en:

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» … Retorno al útero, al centro, a la entraña. La temperatura ahí dentro es la adecuada. Ahí dentro se hallará la sustancia correcta, exacta, medida; y el orden, y el concierto. Ahí dentro el dolor no se pronuncia, acaso balbucea. El vientre materno, nuestro primer hogar; y en el hogar, la lumbre, donde se cuece todo, donde nos alimentamos; ahí dentro, en la cocina, el reino matriarcal por excelencia; desde allí el alma mater legisla, acciona, promueve, dirige nuestro mundo como hijos, lo planifica, extiende el mapa de nuestra aventura vital; y nosotros, a salvo, en su cocina, de donde no nos apetece salir, porque fuera todo está muerto, seco, áspero, baldío. Ella protege, a veces tanto, que después el mundo nos asusta, nos paraliza. Error perdonable por su parte, o no. Quién sabe. Porque no hay sinfonías ahí fuera. Nuestra madre es la que posee la colección de partituras más preciada y nos las pone a nuestro servicio a fin de que la locura se relaje, se acomode, vuelva a su nido, un gran nido de cigüeña que pende del techo de su cocina/reino. El nido vacío, sin cuco que lo anide, sin nadie que lo sobrevuele… «