Hice caso a Virginia Woolf y llevé flores a su tumba traduciendo parte de su obra «The Rover» y llevándola a escena en 1997 en el grupo de teatro universitario al que yo pertenecía: se trata de APHRA BEHN, una de las primeras mujeres que vivió de su pluma con una vida más tumultuosa y excitante que sus propias obras. La otra dama es GERTRUDIS GÓMEZ DE AVELLANEDA, madre soltera, escritora de éxito que también vivió de su pluma y que fue rechazada para ocupar un sillón en la RAE. Mis flores para ella han cobrado forma de obra de teatro que lleva por nombre uno de sus versos «Por el labio su amargura». Ellas abrieron el camino. No sería ahora tan fácil sin su lucha. Son ÚNICAS.
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