Con el ánimo de mudanza que ahora tengo, al revisar carpetas antiguas y ficheros que yo daba por perdidos, he topado con un librito que yo mismo encuaderné hace décadas que contenía 41 poemas brevísimos, intensos a rabiar. Fue mi época universitaria en la que me yo me dejaba influir gratamente por la forma en la que Emily Dickinson pintaba su mundo o cómo García Lorca nombraba la naturaleza de este Sur, o por la precisión austera y condensada de la poesía japonesa. Ahora lo muestro aquí. Ni siquiera tenía título así que me ha dado por llamar a este conjunto de versos y brío universitario, Ráfagas ©. Que ustedes lo disfruten.
I
Cadencias
En claroscuro
Tardes de Otoño.
(Lentos rumores siembran los palacios).
II
En mi guadarnés
Oscuro
Tus cabellos
Arden
Con la danza de las Horas.
(Espira un viento Suicida).
III
Reconstruiré los Pétalos
Caídos
De la rosa Almacenada
(Mi corazón te contuvo Todo este tiempo).
IV
Fábula
Increada,
Alto placer
De mis días.
(Besos, olor de manzanas…).
V
La Cima
Se estremece.
¡Oh, cubiertas, tersura,
Llamaradas furtivas,
Aguardad!
(Lo Cálido se disfraza con una Plegaria).
VI
Y de nuevo
Las Columnas Marchitas
En lo más íntimo
De la Idea.
(¿Quién llora?).
VII
El pañuelo Púrpura
Sobre la sombra Indecisa.
¡Ah, ondea tú,
Azar virtuoso,
Los vuelos compartidos!
(Mecería su Nombre hasta el Alba).
VIII
¡Átomos
De tu Imagen,
En ramos Vírgenes
Me los ofrecería!
(La Diosa Fortuna se lava las manos).
IX
Sólo
Bajo el Arco fragante
De tu figura,
Siento.
(Magia profunda: Sésamos de tu Alma).
X
Adormilado,
Todos mis sentidos
Apuntan hacia el Ímpetu
Idéntico.
(¡Oh, Embriaguez, Licor lento y amado!).
XI
Motivos lejanos o
Jacarandas intensas
Alertan mi Tiempo.
(Bajo la tarde Púrpura, Te aguardo).
XII
Abandonado,
El Aliento serpea
Entre la estrechez blanca.
Aspira tu voz
Perfurmada
Para guarecerse en mi.
(Un límite de azahar lo circunda).
XIII
La fronda
Del naranjo
Evoca el frescor
De tu cintura Intacta.
(Sola, interrogante servil, girando y girando).
XIV
Palmeras en la Brisa.
Y en la llanura,
Pórticos de azul claro:
Un chorro de firmamento
Nos arropa.
(Incendios en el Seno de las Horas Elegidas).
XV
Silencio amado,
Riza el descuidado rayo
Que en mi adormece.
(¿Quedará por entero el Alma alimentada?).
XVI
Que Atlanta persiga
Tus huella trasnochadas
Y me las muestre.
(Detengo sobre mis manos el gemir del Tiempo).
XVII
¿Habrán manos
Que sacudan de nuevo los Estanques?
¿Melodías
Que imperfeccionen
Un Jardín abandonado?
(¡Abre tu oscuro Abanico preñado de estrellas!).
XVIII
Mientras todo
Es recrearte junto a mi,
El Tiempo detiene
Este Fluir
De almizcle y menta.
(Te retengo en mi paladar nocturno).
XIX
Me aprisiona
El Compromiso;
Celebro el Caos
En los impulsos.
(De un estallido ocuparás el Todo).
XX
Creí
Que la Atmósfera
Se empapaba de Azul,
Creí
Que los Ángeles
Circundaban mis Caderas.
(No distingo entre Ambición o Deseo).
XXI
Bañado en tu
Presencia Imaginada,
Sufro el
Letargo.
(Mis cristales aspiran tus lentas pisadas).
XXII
Tu candidez
Traspasando
Los altos muros:
¡Oh, tormento
A raudales, a ti
Yo me sacrifico!
(Ilusión marchita ya que no en flor bella).
XXIII
Sutil y hermoso
Afán de capturar
Cuanto antes.
(¿Grial y ensueño de lentas brumas?).
XXIV
Y te trajeron
Intacto
Las diosas de la mar.
De sal dorada
Los muslos de tu Ser
Me adormecían.
(Alzo el cáliz hasta el cielo de tu Nombre).
XXV
Hace una horas
Sentí tu respirar
Próximo al Alma.
Ha sido
Digno de un inmediato poema
Y de sentirme abandonado
Por tus hálitos fugaces.
(Canto tu Son, ¡oh, reconfortante Pasado!).
XXVI
El cielo va derramando
Su piel en mi encadenada.
Tibias manadas de lirios
En la fuente trasnochada.
(Y preocuparme por ello en vez de por Mi.
Prescindir de todo: Su fin único: mi Deseo).
XXVII
Fértil
En los Mares de la duda:
Lo más que mi yo
Jamás podrá
Sentir.
(Luna y fluído. Fervor Incandescente).
XXVIII
Si de esta
Cacería
Se desprendiera
Un horizonte
De Azul colmado…
(¿… dónde el Grito?).
XXIX
Turbada
El Alma,
Y en la calle oscura
Me arrimo a Ti
Sin descanso.
(¿Qué velos insospechados cantan los límites?).
XXX
Y la Luz de siempre
Talandrando
El abismo intacto
De unos ojos:
Los Tuyos.
(Sentí el peso, oh Ternura, y siguió el sueño Indeseado).
XXXI
Tras las ventanas
Y Abandonado;
y sollozos
A punto de brotar,
De incendiar Cielos
En puro Trance.
(¿Cómo descuidaste el Mensaje Azul de mis ojos?).
XXXII
Sé
Que el acierto
A mi Dicha
Por un delgado Tabique
Es distanciado.
(¡Quién fuerza, quién fértil atrevimiento!).
XXXIII
Me repliego
Embaucado y
Sin alientos Antiguos.
(Aguarda, en la esquina quizá florece Algo.).
XXXIV
¡Oh clamor dormido! ¡Oh, travesura Inmensa!
¡Inmensos en cada ola que el Índigo ofrece!
(¿Por qué tirita un verso sobre la Arena?).
XXXV
Tu Sencillez
Obliga a mis sentidos
A rendirse ante la Duda.
(No os dobleguéis, ¡sucumbid!).
XXXVI
Dilatando
Los segundos presentes
Pretendo llenarlos
de tus Halos Exquisitos.
(¡Tiniebla y Horizonte, traspásalos!).
XXXVII
Y en los trópicos
De un tiempo
Sostenido,
Canto el futuro:
Ósculos acercándose.
(En busca del Equilibrio, mis versos viven).
XXXVIII
¡Cuánto logré
Apreciar
La Tibiez redonda
De aquel brumoso momento!
(Colinas púrpuras de besos creadores…).
XXXIX
La oscuridad
Que flota
Es súbita y mansa.
¿Afirmas
Que los Obeliscos
Sostienen las Cúpulas Efímeras?
(Acércate. Todo es Azul Cierto.)
XL
Te he echado
Tanto en falta,
En la callada noche -dulce cristal-
En el rumor de la tarde.
¡Oh, Húmedo ascenso!
¡Oh, Salvaje rocío!
(Tal vez la estrella más alta rapte uno de tus vuelos).
XLI
Realidad
Que te creo naufragio,
¿Me ofreces la Vid
O la sombra de tus frutos?
(Una espina nace en sus versos).
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