Un extracto: «… El verso es el bálsamo de la escena. Oírlo es mirar hacia atrás sin ira y comprobar que la persuasión de la Palabra sigue vigente. La cantinela del verso en su emisión –musicalidad acompasada con ritmo certero, uniendo vocales como puentes levadizos y sin explosionar las consonantes- nos recuerda lo que fuimos, y cómo somos y seremos. Es el mensaje del pasado que avisa y aconseja sobre el amor y la guerra, el abuso del poder; es el canto al triunfo de muchos enamorados o la elegía del destierro para muchos soberbios, con o sin razón. Están los que creen que el verso en un escenario huele a alcanfor…».

Crítica de «La palabra de Oro. Sangre, poder y Dios en el gran siglo» (Ensayo general)