Aquí os dejo un extracto de mi reseña. Podéis leerla al completo en:

http://www.masteatro.com/critica-la-omision-la-familia-coleman/

» … a consigna de esta barbarie deliciosa de diálogos y trapisondas parece aglutinar las siguientes acciones para el espectador: sonríe o ríe, asómbrate, asustaste, inquiétate, modifícate, distánciate, identifícate, aplaude, deja escapar una lagrimita de emoción o de sensación lo más similar posible con lo que tienes frente a ti; conecta, encadena, desbarata, recompone, huye, critica, sanciona, juzga, perdónate mientras observas por el ojo de la cerradura del hogar, del caos -que lo mismo es- de la familia Coleman. Como enuncio yo mismo en mi obra Bastardos: «La familia es un imán que merece estar enterrado para que jamás sintamos la necesidad de ir en su busca». El demiurgo de esta saga desquiciada y entrañable, por nombre Claudio Tolcachir, ha decorado este «imán» con rica confitura pues a los miembros de esta casa les cuesta despegarse de su miel envenenada.

Este torbellino de disputas, riñas y dosis variopintas de cariños, mimos y condescendencias familiares nos mantiene alerta hasta el punto de que el 90% de la audiencia decida quedarse tras la representación de este pasado jueves para «conocer» más a su reparto coral, cuya capacidad interpretativa rezuma naturalidad innata, brillante, requisito esencial para subirse a unas tablas y culminar en lo real, en lo verdadero; quizás aguardábamos un poco más en la Sala Verde para disfrutar más de estos «personajes» quienes durante casi dos horas hemos conocido tan al detalle; quizás nos quedamos también allí sentados para disfrutar de su «presencia» en escena … «