Gracias al público asistente (entre los que se encontraban amigo/as de siempre y vecinos/as de siempre y mi admirada la profesora Mercedes de los Reyes quien tanto me enseñó sobre los clásicos), a los catedráticos Julián González y Gerardo Pérez y a la profesora mi hiperquerida Carlota Luna y, SOBRE TODO, a mi reparto incombustible Ismael Múrtula (Layo) Ana Pariente (Sabina emperatriz) Juan Ignacio Pérez Camacho (Tiresias) y Ángel Lázaro Martínez (Corifeo) por su interpretación, a quien le puso música y arte Chano Robles Mures y al barítono, el carismático y su chorro de voz Mariano Muñoz cantando «Dicitencello» de R. Falvo y «Tristezza» de Tosti. A mi pedazo de hermano Javi O’Conner por volver a estar a mi lado, tan lejos y tan cerca, con sus fotos y a Maite Guillén por las suyas. Ya en los madriles de vuelta con vuestro arropo y cariño.