Un extracto de mi reseña.

» … se trata de un montaje dedicado a la Añoranza, a lo que se fue, a lo que no pudimos retener, a lo que estuvo en nuestras manos y lo dejamos escapar; y también, por qué no, cuando nos dejaron escapar de aquellas manos, como Paula a Dioniso y viceversa. Yo me voy a centrar en ella, en la ninfa, la musa, el espejismo de Dionisio, su idealización; Paula, encarnación pura y dura del universo de la farándula. No me traspasó la interpretación de Laia Manzanares, hizo todo lo que pudo, me consta, aunque rebosó lamentablemente el endiablado límite de la artificialidad edulcorada, mucha niñez algo insistente; Paula, aquella suerte de Campanilla que hacía vibrar y volar al niño Dionisio (Pablo Gómez-Pando, mi paisano, que de las zurrerías ha pasado a defender al punto el antigalán de Mihura) en pijamas y con sombrero de copa blanco en un mágico hotelito de provincias. Me la quedo mejor en Merlì…».

 

 

Al completo, donde es habitual, en el siguiente link:

Crítica de “Tres sombreros de copa” de Miguel Mihura